Dios tiene un plan maravilloso para el ser humano, que se vio afectado por la entrada al mundo del pecado, debido a la desobediencia de Adán y Eva. Este plan incluye gobernar, junto con Él, la tierra, y ejercer autoridad sobre toda criatura.
«El destino de Dios para el hombre es que gobierne la tierra para él, propósito que se vio frustrado por el pecado».
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Este plan de Dios incluía sujetar todas las cosas bajo sus pies, darle la capacidad de gobernar y tener autoridad sobre toda la creación como si fuera su propia heredad. En este sentido, Hebreos 2.5-9 indica que el Padre creó al ser humano y lo hizo «un poco menor a los ángeles», pero con la capacidad de reflejar la deidad en la tierra. Sin duda, cuando Cristo venga por segunda vez a la tierra para gobernar, este destino perdido del hombre será restaurado en su plenitud.
En este primer sermón de la serie Restaurando el destino perdido del hombre, llamado “¿Cuál es el destino de Dios para el ser humano”, Diana Rendón aborda, a partir de Hebreos 2.5-9, el plan perfecto de Dios para sus escogidos: que reinen sobre la creación como reyes y sacerdotes.