En este octavo episodio nos acercamos a la segunda epístola de Pablo a Timoteo, para estudiar versículo versículo las instrucciones del veterano apóstol a su amado hijo en la fe Timoteo, evangelista y pastor en la iglesia de Éfeso.
Abordaremos 2 Timoteo 3.1-17, para describir por qué estos postreros días son tiempos peligrosos y qué relación hay con la doctrina de la inspiración de las Escrituras.
Una amenaza latente
En febrero del 2019 la cadena de noticias BBC Mundo publicó un artículo titulado: ¿cuáles son las mayores amenazas que pueden acabar con la humanidad?[1]
En la noticia, el periodista dice: “El imaginario colectivo suele pensar en grandes desastres como un asteroide al estilo de la película Armageddon o en una invasión alienígena como la retratada en «Día de la Independencia», protagonizada por Will Smith. Y aunque es posible que existe la posibilidad de un final dramático, centrarse en tales escenarios puede hacernos ignorar amenazas existentes hoy en día y que son mucho más serias”.
En el artículo, el periodista menciona una serie de posibles catástrofes mundiales que podrían acabar con la humanidad, como por ejemplo el surgimiento de una pandemia letal, una guerra nuclear, la interrupción de la corriente eléctrica por sobrecarga solar o una erupción súper volcánica.
Pero el porcentaje de que esto ocurra, según estudios, no supera el 1.5% de probabilidad. En contraste con esto, el artículo dice que sí hay algunas amenazas que debemos tener en cuenta, porque, aunque no son tan sorprendentes como las que mencioné antes, son peligros reales que están ocurriendo en la actualidad.
Por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud y el Foro Económico Mundial identificaron el cambio climático y sus efectos como peligros latentes. Según el artículo de BBC, en la sede de Naciones Unidas llegó a decirse que el cambio climático ya era «un asunto de vida o muerte» para muchas regiones del mundo. El reportero escribe: “las amenazas son complejas y diversas, desde olas de calor asesinas hasta el aumento del nivel del mar o hambrunas y migraciones generalizadas a una escala realmente gigantesca”.
A su vez, “también suponen un riesgo potencial algunas tecnologías novedosas como la inteligencia artificial. Estos avances pueden dar lugar a armas cibernéticas cada vez más sofisticadas que podrían contener los datos de toda una nación con la intención de lograr un rescate. O algoritmos autónomos que podrían causar un desplome en el mercado de valores. Y no debemos olvidar la posibilidad de una guerra nuclear”.
Algo que me llama la atención del artículo es una sección que el periodista titula: “un futuro complicado”, en el que explica que la amenaza más compleja que enfrentan los seres humanos es la sobrepoblación de la Tierra, que alcanzó la cifra de 8.000 millones de personas, lo que hace que los recursos naturales necesarios para la supervivencia sean cada vez más escasos.
Una sensación similar a la que produce esta noticia puede sentir un lector de 2 Timote 3.1, en el que Pablo le dice a Timoteo: “Pero debes saber esto, que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos” (2 Ti. 3.1).
En este capítulo de 2 Timoteo vamos a estudiar a fondo otras amenazas y peligros que enfrentamos, ya no como “habitantes de la tierra”, sino como seguidores de Jesús. Amenazas y peligros que, aunque no tienen que ver con guerras nucleares o asteroides que destruyen el planeta, son importantes.
Pablo conocía muy bien las amenazas que estudiaremos, pues las enfrentó cuando fue misionero. Peligros que usted y yo debemos tener en cuenta para saber cómo “salvar nuestras vidas espirituales”. También estudiaremos en esta sección algunas recomendaciones de Pablo para contener estas amenazas y peligros, reflexiones similares a las que entregan hoy las ONG internacionales para “salvar el planeta Tierra”.
Viviendo en tiempos peligrosos
Publicar noticias, películas y documentales sobre las amenazas que pueden acabar con la humanidad es una estrategia que logra motivarnos a la acción frente a estos peligros.
¿Cómo podemos evitar el cambio climático? ¿Cómo podemos evitar la contaminación ambiental? ¿Cómo podemos combatir la escasez alimentaria o, incluso, cómo podemos evitar desastres naturales o pestes a futuro? Todas estas preguntas nos hacemos cuando los Gobiernos advierten que, en el 2020, 2030 o 2050, el mundo se acabará.
Y lo mismo hace Pablo con su amado hijo en la fe en la porción de las Escrituras que vamos a estudiar: advertirle sobre los peligros presentes y venideros en la vida cristiana, para que él pueda combatir a tiempo estas amenazas.
Veamos lo que dice el versículo 1. “Pero debes saber esto, que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos” (2 Ti. 3.1).
Este versículo empieza con la palabra “pero debes saber esto”, lo que quiere decir que antes hubo una instrucción de Pablo a Timoteo. Algunas versiones como la Reina Valera 1960 dicen: “También debes saber esto”. Pero en realidad Pablo no le está diciendo a Timoteo que también debe tener en cuenta lo que va a enseñar a continuación, sino que lo que va a decir en los versículos 2 al 17 son advertencias que tienen que ver con el capítulo 2, versos 24 al 26.
Para entenderlo, observemos lo que Pablo venía diciendo antes de llegar a este punto: “Mas el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino manso para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y vuelvan en sí y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él” (2 Ti. 2.24-26).
El mandato que Pablo le había dado a Timoteo fue corregir “a los que se oponen”. En otras palabras: “instruir a los que están en contra de la verdad, para que Dios les dé un cambio de disposición mental, de modo que puedan conocer con precisión la verdad”.
Y debido a que esta es la orden que Pablo le da a Timote, el apóstol le advierte de inmediato: “Pero debes saber esto”. Pablo no quiere que su hijo en la fe falle por falta de conocimiento. Así como los ambientalistas o salubristas públicos advierten a la humanidad sobre los peligros y desastres mundiales que vienen si no cambiamos nuestros hábitos o si no tenemos en cuenta sus advertencias, así mismo Pablo le dice a Timoteo: “Pero debes saber esto, que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos”.
Muchos interpretan las palabras de Pablo aquí como una profecía sobre el fin de los tiempos o el periodo antes de la segunda venida del Señor. He escuchado maestros y predicadores decir: “miren, aquí Pablo está hablando del periodo de gran tribulación o de los acontecimientos antes del fin”. Pero recordemos que esta carta fue escrita a Timoteo, quien se encontraba en una situación social y política específica.
El versículo 1 no es una profecía ni una noticia nueva para Timoteo, en realidad, este versículo dice: “Pero debes estar constantemente persuadido de que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos”.
Ahora, ¿a qué se refiere Pablo con “los postreros días” si no es al futuro? Siempre que leamos en la Biblia la frase: “los postreros días”, debemos entenderlo como el tiempo comprendido entre la primera venida de Cristo y su segunda venida.
Veamos algunos ejemplos:
- En Hechos 2.17, Pedro cita Joel 2.28: “Y sucederá en los postreros días, dice Dios, que derramaré de mi Espíritu sobre toda carne.” (Hch. 2.17).
- Isaías 2.2 dice: “Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones”, hablando de Jerusalén como centro de culto mundial.
- 1 Timoteo 4.1 dice: “Pero el Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus de error y a doctrinas de demonios” (1 Ti. 4.1), lo cual ya estaba sucediendo en Éfeso.
- Hebreos 1.1-2 enseña: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo” (Heb. 1.1-2).
“Estos postreros días” son los tiempos desde la primera venida de Jesús y hasta su segunda venida. La característica de estos tiempos según Pablo es que son peligrosos. En el idioma original, el texto dice que son “tiempos feroces, atroces, crueles”.
Jesús habló de estos tiempos feroces que vendrían en varias ocasiones. Los escritores de los evangelios consignaron estas advertencias en sus libros, como veremos enseguida.
- “Y seréis aborrecidos por todos por causa de mi nombre” (Mt. 10.22).
- “No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, y a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra. Y los enemigos del hombre serán los de su casa” (Mt. 10.34-36).
- “Mas seréis entregados aun por vuestros padres, y hermanos, y parientes, y amigos; y matarán a algunos de vosotros. Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre” (Lc. 21.16-17).
- “Mas todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado” (Jn. 15.21).
Saber que vivimos tiempos peligrosos y que vendrán tiempos peligrosos nos prepara para enfrentarlos. Timoteo debía tener en cuenta que lo que vendría no serían tiempos de gozo y paz. Él no podía esperar el cielo aquí en la tierra, como prometen muchos, al contrario, desde que Jesús vino al mundo para anunciar su Evangelio de gracia, los cristianos han sufrido persecución, tribulación y muerte. La iglesia ha padecido persecución por causa del Evangelio desde que Cristo ordenó diciendo: “id y haced discípulos”.
Por ejemplo, cuando Pablo terminó de anunciar el Evangelio durante su segundo viaje misionero, dice Hechos 14 que volvió a Listra, Iconio y Antioquía: “confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándolos a que permanecieran en la fe, y diciendo: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios” (Hch. 14.22). Es necesario pasar por tribulación, predicaban los apóstoles, pero la exhortación no era a acobardarse ni rendirse, la exhortación era a permanecer en la fe.
Ahora, leamos la causa de que estos postreros días san “tiempos crueles”. Versículo 2: “Porque habrá hombres amadores de sí mismos”. Esa es la causa de que estos postreros días sean tiempos peligrosos, hay muchos hombres amadores de sí mismos.
Algunos psicólogos han llegado a la conclusión de que los amadores de sí mismos tienen un trastorno mental conocido como narcisismo. Dice un instituto psicológico que “el trastorno de personalidad narcisista es un trastorno mental en el cual las personas tienen un sentido desmesurado de su propia importancia, una necesidad profunda de atención excesiva y admiración, relaciones conflictivas y una carencia de empatía por los demás”[2]. Pero esto, para mí, no es un trastorno de personalidad, sino una característica de aquellos que no han sido regenerados por el Espíritu Santo.
Si hiciéramos un artículo como el de BBC Mundo para describir los tiempos que vivimos, podríamos titular la noticia así: ¿Cuáles son las mayores amenazas que pueden acabar con la vida espiritual de una iglesia? En su primer párrafo, el artículo debería empezar con esta advertencia: “los hombres amadores de sí mismos”.
Repasemos las características de estas personas en los versículos 2 al 9. Dice el texto que son hombres amadores del dinero, “vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, irreverentes, sin afecto, desleales, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, envanecidos, amadores de los deleites más que de Dios”.
Una de las características más peligrosas a mi parecer está en el versículo 5. Pablo dice que estas personas tienen apariencia de piedad, es decir, están dentro de la iglesia o se identifican con ella. Observemos: “teniendo apariencia de piedad, mas habiendo negado la eficacia de ella; y a estos evita” (2 Ti. 3.5). Tener apariencia de piedad significa literalmente aparentar reverencia a Dios, pero negar el poder salvador de Dios.
El versículo 6 explica que la conducta de estos hombres era abusar continuamente de las mujeres de las iglesias y en general de las ciudades, persuadiéndolas para que cometieran actos pecaminosos con ellos. Y lo más contradictorio, según el versículo 7, es que “siempre están aprendiendo” algún tipo doctrina o ciencia, pero nunca son capaces de llegar al conocimiento preciso de la verdad revelada en las Escrituras.
Se trataba de personas que aparentaban mucho conocimiento, hombres intelectuales, elocuentes en su forma de hablar y con argumentos convincentes, pero a pesar de su amplio conocimiento terrenal, no eran capaces de entender la verdad, porque las cosas espirituales se tienen que discernir espiritualmente. La mente de estos hombres estaba tan entenebrecida y llena de pecado y amor por ellos mismos, que les impedía entender los misterios de la fe.
Ejemplo similar es el de Janes y Jambres, dice Pablo en el versículo 8, dos hechiceros que resistieron a Moisés y Arón cuando éstos fueron a pedir al Faraón que dejara al pueblo de Israel en libertad. Mientras Arón hizo que su vara se convirtiera en serpiente para todos en el recinto que creyeran que Dios los había enviado, estos hechiceros respondieron con un encantamiento diabólico similar. Dice Pablo que “así también estos”, refiriéndose a los hombres de los postreros días, “resisten a la verdad”, pues son corruptos de entendimiento.
El resultado de estos hombres es que “no irán más adelante”, es decir, no triunfarán; toda su apariencia de piedad saldrá al descubierto, pues como dijo Jesús en Lucas 12.2: “nada hay encubierto, que no haya de ser descubierto; ni oculto, que no haya de ser sabido”.
Sobre esto, quiero adelantarme al versículo 13, para explicar el futuro de estos hombres y mujeres. Dice el texto que “irán de mal en peor”. El fruto que cosechan estas personas por sus malas obras es muerte, porque “la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Ro. 6.23). Son personas que “viven engañando y siendo engañados”, acumulando para sí mismos condenación y juicio eterno.
Además, el daño que ocasionan es tremendo, como la peor plaga que amenaza con la población mundial o la contaminación más degradante que atenta contra el cambio climático. El fin de ellos es que serán igualmente engañados y perecerán. Esta es la razón por la que Pablo advierte a Timoteo antes de que él vaya a corregir sus falsas enseñanzas.
Un llamado a apoyarse en la inspiración de las Escrituras
Como sucede casi siempre ante la noticia de un peligro de proporciones mundiales, las advertencias están acompañadas de una o varias soluciones. En el caso del planeta Tierra, muchas organizaciones han hecho esfuerzos para que las empresas reduzcan sus emisiones de CO2, cuiden los recursos naturales para las siguientes generaciones o se emprendan acciones para evitar la propagación de nuevos virus que puedan amenazar con la salud púbica.
Luego de la advertencia de Pablo en el versículo 1 al 9 sobre los peligros a los que se enfrenta la iglesia, el apóstol le recuerda a Timoteo que él hace parte de las soluciones ante la amenaza.
Le dice en el versículo 10: “Pero tú has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia, persecuciones, aflicciones, como me sobrevinieron en Antioquía, en Iconio, en Listra; persecuciones que he sufrido, y de todas me ha librado el Señor” (2 Ti. 3.10-11).
“Pero tú”, dice Pablo. En Éfeso había una lámpara encendida: Timoteo. Este joven de al menos 40 años, originario de Listra, hijo de una madre judía y un padre gentil, había “seguido” la doctrina y conducta de Pablo. Tenía en sus manos las herramientas necesarias para atacar de raíz del problema.
La palabra que se traduce para “tú has seguido” es un verbo activo que significa: “seguir a lo largo del camino, al lado de…”. En otras palabras, esta frase se puede entender así: “Pero tú has seguido de cerca, a lo largo de todos estos años, mi enseñanza, mi forma de conducirme, mis metas y propósitos, mi confianza en Dios, mi llenura espiritual, mi amor y mi aguante en medio de las adversidades, y también has seguido de cerca mis persecuciones y sufrimientos; por lo tanto, toma mi vida como un ejemplo porque, así como el Señor me ha librado de todas estas amenazas, así también te librará el Señor de las tuyas”.
La razón por la que Pablo pone su propia vida como ejemplo es para que Timoteo entienda esto: “Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución” (2 Ti. 3.12). No es una noticia nueva que en estos tiempos vendrán más y más persecuciones. Ya nos lo ha advertido Jesús: que todos los que quieren vivir a diario conforme a la fe en Cristo serán perseguidos. “Todos”, dice el texto, no sólo la iglesia del primer siglo tuvo que atravesar estos periodos de intensa tribulación, todos debemos atravesar estos “tiempos peligrosos” porque vivimos en los “postreros días”.
Este no es un hecho aislado para nosotros, al contrario, la Biblia nos advierte que cada día aumentará la maldad, Timoteo no debía esperar pasivamente la venida de Cristo, sino fortalecerse en el poder que Dios le había dado al salvarlo para “resistir en el día malo” (vea Ef. 6.13).
Todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución, esto es un hecho: Pablo murió degollado, Pedro crucificado, Juan en una cárcel, Esteban apedreado, Juan el Bautista degollado, Cristo crucificado, y muchos hombres y mujeres de fe a través de la historia de la iglesia también murieron como mártires.
Si usted se pregunta: ¿qué puedo hacer en estos tiempos peligrosos, sabiendo que padeceremos cada día más persecución? Mi respuesta es simple: hágale caso a Pablo. Él escribió, inspirado por el Espíritu Santo, lo que dice el versículo 14: “Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién lo has aprendido” (2 Ti. 3.14). Quiere saber qué debe hacer en estos tiempos de maldad desenfrenada: “persista en lo que ha aprendido y se persuadió”.
Ya lo he explicado en otros versículos, pero vale la pena recordarlo. La palabra “persiste tú” aquí significa “mantenerse en un lugar, de forma constante”. Esta es una orden de Pablo a Timoteo, no es una recomendación. Algunas organizaciones y noticieros cuando hablan de las amenazas que ponen en peligro a la humanidad aconsejan que tengamos ciertos hábitos como ahorrar energía, reducir el uso de plásticos, etc.
Pero la idea de Pablo aquí no es una recomendación, es una orden que debe ser llevada a cabo de inmediato, si es que Timoteo no quiere fallar: “Pero persiste tú en lo que has aprendido”, es decir, persiste en la sana doctrina y ponla por obra. Ahora, note que eso que Timoteo ha aprendido lo ha aprendido en las Sagradas Escrituras, las cuales lo pueden hacer “sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús”, por eso debía poner esas Palabras por obra. Aquellos que han aprendido la doctrina correcta y no la ponen en práctica son como esos que se están ahogando mientras contemplan al frente suyo el salvavidas.
El versículo 16 viene a reforzar esta idea de la importancia de la doctrina y la Palabra: “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2Ti. 3.16). ¿Se ha preguntado por qué Pablo incluye el versículo 16 justo en esta sección de su epístola? Algunos desconectan este versículo de todo el contexto de la carta, pero no podemos ni debemos hacer eso, debemos entender este versículo de acuerdo al pensamiento de Pablo.
El apóstol incluye justo aquí esta declaración porque es exactamente lo que los hombres malvados con apariencia de piedad hacen: niegan la inspiración de las Escrituras. Aunque desde la época de Pablo ya muchas personas estaban negando que la Biblia es inspirada por Dios y sus enseñanzas estaban haciendo estragos, no fue sino hasta 1600 que esta falsa enseñanza creció gracias el surgimiento de la crítica literaria.
Los críticos literarios aplicaban procesos metodológicos y científicos basados en la razón para interpretar los textos, bien fuera poesía, novela o cartas. Su objetivo era entender desde un punto de vista histórico o humanístico el texto.
No es de sorprender que, en el siglo XIX, es decir, entre 1800 y 1900, surgiera en Alemania la famosa teología liberal, que trató de aplicar los métodos de la crítica literaria a las Sagradas Escrituras.
Esto dice un documento sobre la meta de la teología liberal: “La teología liberal no tuvo, en cuanto movimiento, una expresión claramente unitaria, pero al menos pueden distinguirse una serie de rasgos distintivos comunes y una meta bastante clara: colocar a la teología dentro de los cánones del humanismo moderno, de la ciencia y de la crítica histórica y, en unión con esto, retractarse de toda dependencia respecto de dogmas fundamentalistas, de tradiciones eclesiales asumidas autoritariamente y de contenidos meramente fideístas. En el fondo, de lo que se trataba era de esclarecer el cristianismo desde un punto de vista moderno”.[3]
Estos teólogos llevaron al seno de las iglesias la creencia de que había pasajes de las Escrituras que no eran inspirados, simplemente porque eran difíciles de explicar por la razón humana. Fueron estos teólogos los que probaron quitaron todos los aspectos milagrosos de Cristo de la Biblia para entender la vida de Jesús como hombre. Posteriormente, cuestionaron que los apóstoles en verdad hubiesen escrito palabra de Dios, pues al final estos hombres no podían contener toda la verdad de Dios en sus mentes finitas”.
La teología liberal tuvo su auge a comienzos del siglo XX, y de allí en adelante se desprendieron varias iglesias e institutos teológicos que preparan a sus alumnos en cómo interpretar la Biblia a partir de métodos científicos y humanísticos.
Fue durante los años 1900 a 1980 que muchas sociedades bíblicas, siguiendo los métodos de interpretación de los teólogos liberales, hicieron varias traducciones de las Escrituras y añadieron a ellas comentarios al pie de cada versículo en un intento por “adoctrinar” a las nuevas generaciones acerca de lo que realmente es y no es Palabra de Dios en las Escrituras.
Por ejemplo, estos teólogos liberales hicieron una traducción de la Biblia al inglés, llamada American Standard Version, que traduce 2 Timoteo 3.16 de esta manera: “Toda Escritura inspirada de Dios es también útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,”.
Este es sólo uno de muchos ejemplos. Pero notemos el engaño: “Toda Escritura inspirada de Dios”. Luego de leer esto, surge una pregunta: ¿qué partes de las Escrituras son inspiradas de Dios? Porque claramente no dice: “Toda la Escritura es inspirada por Dios”, lo cual no deja dudas o ambigüedades. Aquí el engaño de los teólogos liberales es que no toda la Biblia es palabra de Dios, sino que la Biblia contiene palabras que fueron inspiradas por Él.
Y este mal de la teología liberal se ha introducido en nuestras iglesias sin darnos cuenta. Algunas personas, cuando leen pasajes difíciles de entender con la razón, simplemente dicen: “no creo que eso lo haya inspirado Dios, tuvo que ser sólo una opinión del escritor bíblico”.
Por ejemplo, conozco muchos que creen que Pablo escribió ciertas ordenanzas para la iglesia con respecto al ministerio pastoral sin estar inspirado por Dios, y por lo tanto son meros consejos atados a la cultura de ese tiempo.
Otros consideran que el relato de la creación de la Tierra en Génesis es una fábula; muchos otros creen que Isaías contiene grandes secciones que no fueron escritas por Él, sino por otros hombres inspirados o no inspirados; he escuchado argumentos como que los milagros que hizo Jesús en realidad no ocurrieron, sino que los que vivieron esos milagros y liberaciones “estaban en un trance mental” que les hizo creer que habían sido sanados o liberados de demonios.
Fue la teología liberal la que después introdujo la psicología a las oficinas de los pastores como norma para entender el dolor humano y las aflicciones del alma. Estos teólogos afirman que las manifestaciones demoniacas en una persona son asuntos que tienen que ver con enfermedades mentales explicables o que las manifestaciones milagrosas son en realidad experiencias mentales inútiles.
Estos son sólo algunos de los estragos que ha hecho la teología liberal, y me temo que estas personas están dentro de las iglesias en la actualidad. Como afirmó Pablo, “tienen apariencia de piedad, mas niegan la eficacia de ella”.
Justo después de haber hecho una descripción de los tiempos peligrosos que enfrenta la Iglesia, Pablo dice: “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Ti. 3.16-17).
¿Es una casualidad que este versículo esté aquí? De ninguna manera, y veremos por qué.
Afirmar que la Biblia es inspirada por Dios es afirmar que los hombres de Dios hablaron y escribieron siendo “impulsados” por el Espíritu Santo. No fue un copiado literal de parte de Dios al hombre, tampoco fue un proceso en el que Dios tomó posesión del cuerpo de un autor para redactar un mensaje. Más bien, la inspiración de las Escrituras se refiere a que los apóstoles y profetas (sus escritores escogidos) fueron motivados a escribir lo que escribieron, guiados continuamente por la sabiduría y providencia del Espíritu Santo.
De modo que, todo lo que tenemos en los 66 libros de la Biblia, contienen justo lo que Dios quería decirnos, de la manera en que Él quería transmitir esa verdad, respetando el estilo, conocimiento y ambiente cultural de cada escritor. En este sentido, la Biblia no llega a ser Palabra de Dios mientras la leemos, la Biblia es la Palabra de Dios tal cual como está dada y como fue escrita hace miles de años por los apóstoles y profetas.[4]
Es entendible entonces que Pablo agregara este pasaje en esta porción de las Escrituras, porque lo que hace que los postreros días sean tan peligrosos para la Iglesia y sus miembros es que estos hombres malvados niegan que la Biblia es la Palabra de Dios.
Ahora, cuando estos hombres niegan la inspiración de las Escrituras, también niegan su autoridad. Si la Biblia no es inspirada por Dios, entonces ¿para qué obedecerla? El engaño de estos hombres trastorna la fe de los creyentes, porque los llevan a perder su reverencia y obediencia total a la única fuente que lleva al hombre a la salvación. Eso acaba de decir Pablo en el versículo 15, en el que menciona a “las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (2 Ti. 3.15).
El ataque a la inspiración de las Escrituras es un ataque directo a la fuente de nuestra salvación, de allí lo peligroso que son estos hombres descritos por Pablo. Al contrario, como dice el apóstol, la meta del cristiano en tiempos peligrosos es hacer de la Biblia su herramienta “para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Ti. 3.16-17). A esto los reformadores le llamaron la doctrina de “Sola Scriptura”[5], es decir, sólo la Biblia es norma y autoridad para el creyente, y está inspirada plenamente por Dios, de tal modo que todo lo que tenemos en ella es exactamente lo que Dios quería decirnos, en otras palabras, Dios es el autor de la Biblia.
Conclusión
Hermanos y hermanas, el mensaje de Pablo a Timoteo es contundente: vivimos tiempos peligrosos y así seguirá siendo hasta que Cristo venga. Estos tiempos peligrosos se caracteriza por un aumento cada vez mayor de hombres amadores de sí mismos, que están dentro de la iglesia y fuera de la iglesia; personas que no aman a Dios y que ocasionan todo tipo de tropiezo a los creyentes.
Pero esto no es una noticia nueva ni está reservada para el periodo del fin de los tiempos. Desde los tiempos de Jesús hasta ahora, la iglesia sufre persecuciones. La maldad, el engaño y la persecución son una consecuencia presente por la proclamación de Cristo al mundo y así seguirá siendo hasta que la señal del hijo de Dios aparezca en las nubes para glorificar a su pueblo.
Tal como Pablo y Timoteo atravesaron por tribulaciones, así también nosotros, porque “también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución” (2 Ti. 3.12).
Vale la pena preguntarnos entonces: ¿qué actitudes hacia Dios te están impidiendo vivir un cristianismo auténtico? ¿Entiendes los peligros que enfrentamos en la actualidad y te estás preparando para enfrentarlos? ¿Crees que Dios te va a librar de la persecución y la tribulación por el simple hecho de ser cristiano o por el contrario has entendido que estas tribulaciones son consecuencias naturales por predicar con fidelidad la Palabra? ¿Has considerado la inspiración de las Escrituras en tu ministerio y vida cristiana? ¿Predicas la Palabra de tal manera que honres la doctrina de la inspiración de la Biblia, o prefieres predicar la Palabra según tus propias ideas? ¿Pones en práctica las doctrinas de la Palabra para tu crecimiento espiritual o eres de aquellos que tiene una apariencia externa de piedad? Si hoy tuvieras que enfrentar tiempos peligrosos, ¿cómo responderías a ellos?, ¿serías engañado?, ¿te acobardarías y preferirías negar a Dios, avergonzándote del Evangelio? O, por el contrario, ¿perseverarías hasta el final?
A pesar del temor que puede producir esta realidad de vivir tiempos peligrosos, te invito a usar la Palabra de Dios para edificar tu vida y predicarla a otros. Tengan en cuenta esto: aunque vendrán más y más tribulación, el Señor nos dará la fuerza para salir victoriosos.
Aunque desde la venida de Cristo vivimos los periodos más amenazantes de la humanidad, ten en cuenta esto: “Palabra fiel: Si somos muertos con Él, también viviremos con Él; si soportamos los sufrimientos, también reinaremos con Él; si lo negamos, Él también nos negará” (2Ti. 2.11-12).
[1] Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-47253424
[2] Disponible en: https://mayocl.in/3mIcGdm
[3] Disponible en: https://bit.ly/37JUxay. Para mayor detalle sobre esta discusión, recomiendo leer el Diccionario bíblico de Wycliffe, en el apartado “Teología” (p. 1647).
[4] Recomiendo leer 2 Pedro 1.19-21. Cuando Pedro indica que los “santos” hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo, se refiere a que este proceso de escritura estaba guiado por el mismo Dios, de modo que, aunque el autor usó su intelecto, sus conocimientos y estaba enmarcado en una cultura específica, lo que consignó en sus textos es “la palabra profética más segura”, pues ninguna profecía “de la Escritura” fue dada por hombres.
[5] Para una visión más amplia sobre esta doctrina, vea el video: Sola Escritura. Disponible en: https://bit.ly/2KoMBmB