Escribí este poema pensando en el momento en que la Luz del mundo, que es la vida de todo ser humano, viene e irrumpe nuestra oscuridad. Sólo en Cristo gozamos de la hermosa comunión con Dios en la faz de su gloria; fuera de él todo es tinieblas.
En el silencio de este cuerpo
La fatigada razón se asoma
y contempla el desastre
Entró la noche en el silencio
creció como espinos la culpa
la inquietante muerte
Contra el avance de la ruina
contra el avance irreparable
de lo que tuvo principio y nombre amargo
en el silencio de este cuerpo, el Verbo
Sus pasos, orillas de cielo
silueta del primer hombre sin pecado
huesos secos descansan en sus manos
La fatigada razón se esconde
Luz en la noche
Inmensa gracia
En el tiempo el alma se sostiene
en el silencio de este cuerpo
que contempla luz admirable.
*Este poema hace parte de una colección de obras inéditas del autor y están registradas en la propiedad de derechos de autor según la ley vigente.